Hablar de sexo con una pareja no siempre es fácil. Pero hablar de fantasías sexuales… ¡ufff! Eso puede parecer directamente misión imposible.
La verdad es que todas fantaseamos. Y todos también.
Las fantasías sexuales son parte de la vida erótica y, aunque muchas veces quedan solo en nuestra cabeza, compartirlas puede ser una forma hermosa de conectar más y mejor con quien tenés al lado.
Pero claro, no siempre sabemos por dónde arrancar, ni qué decir, ni cómo hacerlo sin que la vergüenza nos juegue en contra. Así que respirá hondo, que acá te cuento todo lo que me habría gustado que me dijeran a mí.
¿Por qué compartir tus fantasías sexuales?
Primero: no, no significa que quieras hacerlas realidad ya mismo. Muchas veces, fantasear es solo eso: jugar con ideas, deseos, posibilidades… sin la presión de cumplirlas.
Como dice la Sexóloga Cecilia Ce: “Las fantasías no son un plan de acción. Son un mundo simbólico donde muchas cosas pueden pasar, incluso las que nunca harías.”
Pero contarlas puede tener un efecto mágico. No solo porque puede sumar fuego a la relación sino porque:
- Te ayuda a conocerte mejor
- Fortalece la intimidad emocional
- Genera confianza mutua
- Y te saca un peso de encima: el de esconder lo que deseás
Además, cuando compartís algo tan personal como una fantasía sexual, el mensaje que estás dando (más allá del contenido) es:
“Confío en vos lo suficiente como para mostrarte esta parte mía.”
Y eso… eso une mucho.
Cómo empezar a hablar de fantasías sexuales sin drama
Ok, sí, suena divino. Pero… ¿cómo se dice algo así sin que parezca que estás por tirar una bomba?
1. Buscá el momento
No lo hagas justo después de pelear por quién lavó los platos. Ni en medio de una escena hot si te da inseguridad. Lo ideal es un momento tranquilo, de conexión real, donde se puedan mirar, charlar y escucharse sin interrupciones.
Puede ser en la cama después de una noche de mimos, o incluso tomando algo en el sillón. Vos sabés cuándo tu pareja está receptiva. Usá ese radar.
2. No lo conviertas en confesión
No arranques con:
“No sé cómo vas a reaccionar, pero…”
o
“Esto puede sonar re loco pero…”
En cambio, hacelo natural. Algo como:
“El otro día estaba leyendo sobre fantasías sexuales y me quedé pensando… nunca hablamos de eso entre nosotrxs.”
Ya está. Semillita plantada.
3. Usá el recurso de “alguien más”
¿Viste cuando en vez de hablar de vos, contás que “una amiga” hizo algo? Bueno, lo mismo pero en versión sensual.
Podés decir:
“Leí que muchísimas personas tienen fantasías con juegos de poder, tipo que les aten o que les den órdenes. ¿Qué opinás de eso?”
No estás exponiéndote 100%, pero sí abriendo la conversación. Es como meter el dedito en el agua para ver la temperatura antes de tirarte.
4. Hacelo juego, no presión
¿Y si lo convierten en un juego? Tipo “verdad o fantasía”, o armar una lista de “tres cosas que nos gustaría probar (o imaginar) alguna vez”.
Cuanto más lúdico, menos tenso. Y encima puede salir algo súper divertido.
Hace poco escribí una nota sobre Cómo hacer un trío con ChatGPG, quizás ese juego también te ayude a comunicarte de una manera divertida.
5. Aceptá si no está en la misma sintonía (y está bien)
Puede que tu pareja no entienda del todo, o que se sienta incómoda al principio. Eso no quiere decir que esté mal, ni que no puedan seguir explorando.
A veces el otro necesita tiempo. O simplemente no le prende esa idea, y listo. Lo importante es que se animen a hablarlo desde un lugar de respeto.
¿Y si me da mucha vergüenza?
¡Normalísimo! Pero pensá esto: es mucho más incómodo vivir deseando algo y callarlo, que hablarlo con alguien que te quiere y te respeta.
Además, hay formas de hacerlo más fácil. Podés:
- Escribirlo (¡sí, en una carta o por WhatsApp!)
- Usa un juego como excusa
- Traer el tema desde algo externo, como una serie, un libro o una nota que leyeron
Y si necesitás ayuda, los juguetes también pueden ser aliados. Una carta erótica, un antifaz, un dado de posiciones… cosas que dicen mucho sin decir todo.
¿Cuáles son las fantasías sexuales más comunes?
El 97% de las personas tiene fantasías sexuales, y la mayoría las repite más de una vez (dato de OMGYes y del libro Tell Me What You Want, de Justin Lehmiller).
Algunas de las más frecuentes son:
🌶 Juego de roles
Hacer de otra persona, imaginar una escena estilo película, actuar un papel. Es jugar a ser alguien más y soltar un poquito el control.
🌶 Dominación o sumisión
No hablamos de látigos y cuero (aunque puede ser, claro), sino de cosas tan simples como un antifaz, una orden suave, o dejarse guiar. El poder en el juego excita. Mucho.
Si te interesa empezar a probar el BDSM, chusmeá estos KITS para principiantes.
🌶 Sexo en lugares prohibidos
¿Un baño de un restarurante? ¿El auto? ¿El balcón? Aunque nunca lo hagas, solo imaginarlo ya te enciende. Es el morbo de lo oculto.
🌶 Tríos o sumar a otra persona
Incluso si nunca lo harías, es común fantasear con compartir, con ver o ser visto, con probar otra dinámica.
🌶 Mirar o ser miradx
Puede ser grabarse, mirarse al espejo, o imaginar que hay alguien más. La mirada suma fuego.
🌶 Sexo más salvaje o sin filtro
Sin pensar en cómo te ves, sin hablar bajito, sin “hacerlo bien”. Solo vos y tu deseo, sin manual de instrucciones.
Las fantasías sexuales son parte de tu universo erótico.
Compartirlas puede ser una forma de intimarse más con tu pareja y conocerse más a fondo.
Y si todavía no sabés por dónde arrancar, empezá por preguntarte:
“¿Qué me gustaría imaginar? ¿Y qué me gustaría poder contar sin sentir vergüenza?”
Ese ya es un gran comienzo.